Por Víctor del Rosal Ahumada
En el libro E-Myth Mastery, Michael Gerber relata una historia del filósofo ruso Pyotr Demianovich Ouspensky autor de La Vida Extraña de Iván Osokin y discípulo de George Gurdjieff, místico ruso de la primera mitad del siglo XX.
En su visión particular, afirmaba que la reencarnación no es lo que hemos sido acostumbrados a creer, que no renacemos como alguien más, sino que volvemos a nacer para revivir exactamente la misma vida, una y otra vez, hasta tomar una decisión significativa diferente que rompa con el problema recurrente, patrón o hábito. En ese momento somos transformados al instante, decía Gurdjieff.
Parafraseando a Ouspensky, el infierno en la tierra es repetir los mismos errores, una y otra vez, mientras que el cielo en la tierra es romper con los patrones firmemente enraizados.
Gerber apunta: ‘No hace falta decirte que esto conlleva un enorme grado de energía, pasión, determinación y voluntad, siquiera para darse cuenta de los patrones, y ni se diga para liberarse.’
El punto es que toda acción nace primero como una buena intención, el problema es cuando sólo nos quedamos en eso… buenas intenciones.
Hace tiempo tuve el gusto de recibir un mensaje de una lectora, que me compartió lo siguiente:
‘Soy muy estructurada y poco arriesgada… quisiera comerme el mundo, conocerlo de norte a sur, ser una empresaria… Pero no sé qué me pasa, o más bien, no sé cómo hacerlo’.
¿Por qué no concretamos los sueños y anhelos?
Uno de nuestros enemigos más frecuentes son los objetivos demasiado ambiciosos y abiertos. No hay nada malo con soñar en grande (por el contrario), sin embargo el dejarlo sólo en eso, un sueño, nos deja con la creencia de que buscamos algo inalcanzable o muy complicado de lograr.
Por lo general ya sabemos lo que queremos o debemos hacer: mejorar la salud, las relaciones de pareja, incrementar las ventas, o como refiere nuestra amable amiga, decidirse a ser empresaria y conocer el mundo, entre otras intenciones muy valiosas.
Pero existe un problema, a menos que traduzcamos las intenciones en objetivos específicos es muy difícil alcanzarlos.
¿Cómo definir objetivos que sean más cumplibles?
En primer lugar el objetivo debe ser poderoso, es decir debe inspirarnos; en este sentido los objetivos poderosos usualmente son retos, ni muy fáciles pero tampoco imposibles de alcanzar.
Por otro lado el objetivo debe ser personal. Aunque parece obvio, en ocasiones nos planteamos objetivos que tienen que ver con las acciones de otros. Para este ejercicio, el logro de tu objetivo deberá depender primordialmente de ti.
Existen otras 5 características de los objetivos que sí se cumplen. Revisemos primero un ejemplo. Supongamos que deseas incrementar tus ventas conociendo las opiniones de tus clientes, por lo que decides entrevistar a los clientes que visitan tu tienda o negocio.
Si tu objetivo fuera ‘Platicar más con mis clientes’, ¿qué ocurriría? Probablemente platicarías con algunos clientes, pero a falta de un plan estructurado probablemente te perderías de avances contundentes.
Por otro lado, revisemos el siguiente enunciado:
‘Entrevistar personalmente a 7 clientes cada mañana durante un mes, anotando sus necesidades, y pidiendo su opinión para mejorar, llevando una bitácora con el nombre, teléfono y correo electrónico del cliente.’
Te aseguro que si esta fuera tu meta, ¡la cumplirías! Y aunque es un enunciado relativamente sencillo, cumple con los 5 requisitos de los objetivos que sí se cumplen:
- Claridad (entrevistar personalmente al cliente anotando sus necesidades y pidiendo su opinión para mejorar); puedes imaginarte con pluma y papel platicando con tus clientes
- Segmentación (día laboral)
- Medición (7 clientes diarios)
- Programación (por la mañana)
- Registro (es llevar la cuenta de tu éxito… cuántos clientes entrevistaste cada día, así como los datos de contacto del cliente).
Te propongo un ejercicio muy sencillo. Haz una lista de 10 objetivos que para ti sería importante lograr. Luego selecciona uno de ellos, que sea poderoso y personal. Finalmente transforma tu objetivo en un enunciado que cumpla las 5 características arriba mencionadas y… toma acción a partir de hoy.
Verás que al aclarar un sueño o intención, desmenuzarlo, ponerle fecha y hora, establecer indicadores de éxito y llevar el registro, transformas aquello que parecía un reto inalcanzable en un proceso más accesible.
Y es que un hábito negativo enraizado no es otra cosa que un cúmulo de acciones que comenzaron con una sola intención y una sola acción. El proceso para revertirlos es el mismo.
Ouspensky tenía razón, el infierno en la tierra es repetir los mismos errores, una y otra vez, mientras que el cielo en la tierra es romper con los patrones firmemente enraizados.
Comienza hoy definiendo un objetivo que sea poderoso, personal, claro, segmentado, medible, programado y registra tu éxito.
Fuente: www.VictordelRosal.com
Leave a Reply